Fetichismo: La sexualidad al servicio de la imaginación
El fetichismo es una de las parafilias más comunes y que más se practican: ¿Quién no ha olido nunca la prenda de un amante que aún conserva el olor? Una parafilia es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en el acto sexual sino en alguna otra actividad u objeto. La palabra proviene del griego para: "al margen de" y filia: "amor". El fetichismo consiste en la admiración exagerada e irracional hacia un objeto o persona según el diccionario de María Moliner. Estas actividades sexuales son inofensivas con la excepción de comportamientos patológicos que se basan en la total necesidad de objetos fetiches para la satisfacción sexual. A expensas de eso el fetichismo es una manifestación sexual como otra cualquiera.
De lo más común en devenir objetos fetiches suelen ser prendas de vestir y complementos que han sido impregnados de cierto olor personal. La mezcla de olor corporal con cierto toque perfumado de alguna colonia o desodorante es una combinación perfecta para atraer nuestros sentidos y poner en marcha nuestras feromonas, aunque en ocasiones los fetichistas prefieren algo más radical y usan prendas directamente usadas. El juego fetichista con la ropa interior, los zapatos o incluso los pies de nuestra pareja suelen ser recurrencias que toda la gente tiene aunque no se percate. Si bien eso no significa que todos seamos fetichistas sí que demuestra que en nuestra imaginación relacionada a nuestra sexualidad es normal e incluso sano tener este tipo de ocurrencias y conseguir que nos sirvan para pasarlo bien y hacerlo pasar bien.
El fetichismo también tiene un fuerte grado de relación con el arte, maestros de la modernidad como son Fellini o Dalí han dado siempre rienda suelta a sus fetichismos y a través de sus obras los han hecho llegar al gran público. Películas como El Ángel Azul con Marlene Dietrich o la mismísima Lolita donde en sus créditos se observan unas manos masculinas haciéndole la pedicura a un pie sugerentemente juvenil han pasado ya a la historia de la cinematografía pero también de los mitos sexuales. Es el fetichismo por lo tanto un comportamiento no tan habitual pero que se ha ido introduciendo con pequeñas dosis en la sexualidad hasta el punto de confundirse con otro tipo de filias o gustos. Para terminar también podríamos encuadrar en desviaciones fetichistas todo lo relacionado con la erótica del poder y sus complementos o como me gusta llamarlo su atrezzo: Los uniformes, el tabaco y el dinero son ejemplos de la atracción que provocan los elementos exteriores al propio cuerpo humano y al acto sexual, es decir son en algún sentido fetichismo, concepto que parece estar ahora menos distante de lo que parecía.